Se despiden Berri Txarrak.
Ayer en Kobetamendi (Bilbao), ofrecieron quizá el concierto más especial de su gira de despedida. No sólo por el lugar escogido sino por la cantidad de público reunido (20.000 personas) y la calidad de los artistas invitados. Hasta 37 canciones.
Lo que ha conseguido esta banda es colosal. Como los buenos montañeros, la cumbre no ha sido el objetivo principal sino una excusa para disfrutar del camino.
Podríamos enumerar sin descanso una serie de logros que asombran sólo de pensarlo: 25 años de carrera, más de mil conciertos, el mérito de cantar en euskera por todo el planeta, trabajar con los mejores productores e incluso el galardón a la mejor canción punk rock en los “Independant Music Award” en el 2010.
Pero sus apabullantes números no deben eclipsar lo más importante de ellos: la música.
No resulta fácil resumir 25 años de trayectoria, pero hay un momento en el que subieron a la estratosfera y resultaron imparables creativamente. Con su sexto álbum “Payola” (2009, Roadrunner Récords) alcanzaron su primer 8.000 y no se han vuelto a bajar de ahí.
En la Historia entran con su octavo álbum “Denbora da poligrafo bakarra” (2014, Only In Dreams). Veinte canciones divididas en tres discos, cada uno de ellos grabado por un productor diferente. Lo que podía haberse quedado en una buena idea (20 canciones, 3 productores, 3 discos en su 20 aniversario) salió adelante de forma magistral. Como si fueran los Pessoa del rock, podrían haber firmado cada disco con un nombre diferente, pero lo cierto es que son reconocibles en todo momento. Ni una canción mala, ni una sola parte de relleno, ni un segundo sin interés. Poliédricos y camaleónicos abriéndonos la puerta de un laberinto.
Se despiden justo ahora, cuando su actual formación es la mejor que han tenido, una absoluta apisonadora.
Galder Izaguirre (baterista) con esa pegada, su forma de entrar en las canciones…David González (bajista) rotundo, sonido de caverna, pero siempre era capaz de encontrar líricas líneas de bajo de resonancia afterpunk.
Qué se puede decir de Gorka Urbizu…Su certera pulsación de guitarra, su manera increíble de terminar las frases y la convicción que pone cuando canta cada palabra ha conseguido que cada uno y una de sus fans sientan su despedida como si fuera la de un amigo íntimo.
Foto de Óskar González