La electrónica en España no fue un camino fácil. De hecho, la primera grabación de música “cósmica” es de 1978, de un belga, Michel Huygen, instalado en España y que llegó a colaborar con Vangelis. En este tema, es Nico -Velvet Underground- quien pone voz con unos versos de Edgar Allan Poe.
Macromassa está ligado al nombre de Víctor Nubla y es posible que su primer disco en 1976 haya sido la primera grabación independiente de España. Este año, Macromassa editó un nuevo álbum pagado por un mecenas. No es raro que Cataluña haya tenido un peso específico en la música electrónica y experimental ya que uno de los primeros festivales de música en el que no hubo “rock” fue el Canet Rock en alguna de sus ediciones.
Al sur, desde las Islas Canarias y a principios de los 80, estaba Javier Segura capaz de dedicarle un disco a Nietzsche y crear atmósferas de otro planeta.
Durante un tiempo, la electrónica se cruzaba con la música industrial y el ruidismo;
Throbbing Gristle y Cabaret Voltaire habían dejado profunda huella en una inquieta minoría y Esplendor Geométrico no fueron ajenos a ellos. Para la historia queda su primer single del año 1981.
Interesado por la electrónica desde finales de los 70, César de Melero fue, en España, el primero en pinchar house (no Acid House, sino todas las derivaciones del house), durante años, fue DJ residente en Ku, Ibiza, cuando la isla aún era de los ibicencos. No podemos pasar por los 90 sin citar a Big Toxic, que remezcló este tema de Los Del Río para Fangoria y llegó a convertirse en un hit mundial. Aquí ofrecemos una versión más acelerada. Leandro Gámez es al techno español que César de Melero al house: un pionero. Silvania desde Perú, pero afincados en Madrid, fueron el nexo entre la electrónica y la generación indie. Ese mismo papel lo jugó en Barcelona la banda de corte madchesteriano Peanut Pie (de donde salió DJ Sideral) con un disco producido por Viva Jumo (es decir, Enric Les Palau y Sergi Caballero, directores del Sónar).
Cierra nuestra Playlist la navarra Merche Blasco -en su etapa en Burbuja y en colaboración con Lasers-; Blasco, instalada en Nueva York y dedicada a la experimentación sonora, ha cautivado a la intelectualidad neoyorquina con sus proyectos Blink o Sonic Bloom. Que la máquina siga alimentando almas y danzas.
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