PAM en BIME PRO: Jornadas Profesionales de Periodistas Asociados de Música

Mesa redonda 1.

Pasado, presente y futuro del periodismo musical: el diferente método de consumo en las plataformas digitales.

Xavi Sancho (Subdirector ICON)

Javier Corral “Jerry” (Ruta 66, Rockdelux, Radio Euskadi)

Carles Martínez (Industria Musical)

Moderada por Esther Al-Athamna (Junta directiva de PAM)

Mesa redonda 2.

Impacto real del periodismo musical 

Joan S. Luna (Redactor jefe Mondo Sonoro)

Arturo Paniagua (Sesiones Movistar)

Gema Hospido (Directora revista Glamour)

Moderada por Darío Prieto (El Mundo)

Por estas fechas se celebra en Bilbao, el BIME que resumiendo mucho, sería el festival integral. Hay música, pero también jornadas donde aparecen todos los agentes que contribuyen a que se desarrolle la escena y la industria. Cabe decir que la organización y el espacio, es en todo momento, de primer nivel, inmaculada y perfecta. 

PAM también estuvo presente con la organización de dos mesas redondas que fueron moderadas por periodistas de la asociación.

En el primer encuentro, se trataba de hablar del papel consumo y las nuevas estrategias en la era de las plataformas digitales y el nuevo papel del periodismo musical. 

Desde los cambios cada vez más rápidos que se suceden uno tras otro hasta la precaria situación del periodismo musical (esto último fue una constante en las dos mesas). 

No faltaron las cuestiones sobre qué debe hacer prensa musical cuando ya no se la necesita.. Xavi Sancho habló de al necesidad de implantar un “valor añadido” al periodismo, que el propio texto sea válido por sí mismo, al margen de la funcionalidad que tenga. Javier Corral, Jerry defendió la profesión como herramienta imprescindible para poner una obra en su contexto y también de defenderse ante cierto intrusismo. No todo el mundo puede ejercer sin reparos informador musical. 

Carlos Martínez, en contra del  cierto pesimismo que rodea el estado de la industria musical, indicó que estábamos -al menos, hasta la siguiente crisis- en el inicio de una nueva “edad de oro”. Reivindicó también que el periodismo tiene que adaptarse a los nuevos tiempos, así que instó al público compuesto por profesionales, pero también de numerosos estudiantes, a que fuesen ellos quienes encontrasen ese nuevo camino del periodismo, que esa tarea ya les corresponde a ellos. 

Por momentos, y con muchos matices, parecía que Jerry defendía el modelo de la crítica periodística basado en el álbum como artefacto principal (según él, más vivo que nunca), pero Carles, como manager de artistas de géneros urbanos, apuntaba que es necesario que se dé la misma consideración por parte de los medios a los artistas que publican singles y no álbumes. 

Al final, se llegó a un cierto consenso entre los tres ponentes: el periodismo, como el público, no es uniforme y hay muchas maneras de hacer crítica; Como ejemplo de adaptación al nuevo mundo al New Musical Express que pasó de ser una publicación en papel a convertirse en una playlist realmente fiable. La popular publicación británica volvería a salir a colación en la charla siguiente.

“El impacto real del periodismo musical”.

Moderada con mucho acierto y ritmo por Darío Prieto, de la misma forma que la anterior fue magistralmente conducida por Esther Al-Athamna, abrió la chispa con la pregunta sobre el papel del prescriptor musical. Es decir, la función del “medio de comunicación” es precisamente esa, estar en el “medio”, “mediar” entre dos agentes que son el músico y el público. ¿Lo consigue realmente?

A partir de ahí, se abrieron varias cuestiones. Una fue la de la proliferación de discos, canciones, artistas y la progresiva desaparición de canales masivos que puedan dar a cabida a todos ellos. Más líquido para menos botellas. El periodismo musical como filtro válido volvió a aparecer (Carles Martínez, sin embargo, en la mesa anterior, negaba ese papel al periodismo musical, ya que el público al acceder gratis a los contenidos podía juzgar por si mismo sin necesidad de intermediarios). Arturo Paniagua de #sesionesmovistar habló de cómo buscaban seleccionar entre lo mejor, y en decidir quién es valedor de merecer esa atención. Aunque en la práctica, queda claro que lo mejor muchas veces es lo que se considera que puede gustar más o alcanzar más público. 

Salió a la palestra el asunto del periodismo como legitimador de carreras, como autentificador que da o quita prestigio. También se habló de los famosos algoritmos y Gema Hospido redactora jefe de la revista Glamour, recordó que la supuesta “inocencia” de las redes sociales o de los fenómenos de artistas que surgen por internet suelen ser campañas muy bien orquestadas. Joan S Luna recordó que, pese a la aparente libertad de elección y de acceso a cualquier música de cualquier parte del mundo y de cualquier época, en general, el público occidental escucha las mismas canciones y artistas. También, como en la mesa anterior, se repitió que hay espacio para todo, que conviven lo viejo y lo nuevo. 

Finalmente, se vio que hay distintos periodistas para distintas necesidades, para los más fans o para un público generalista. Los que tratan de anticiparse a un fenómeno musical o quienes lo analizan.

Acertada fue la comparación que hizo Joan S Luna entre los recursos que disponían NME y Mondo Sonoro. De tener tres redactores jefes a jugar en precario. Del tiempo de entrevista que una estrella internacional concedía a una revista como Pitchfork, a los 10 minutos habituales de los que puede disponer un medio nacional con esa misma estrella. Fue una coincidencia que Bilbao, esa misma semana, se hubiera convertido en Bilbao Startup City. La prensa dio cobertura a esta convención de emprendedores y en una entrevista, uno de ellos explicó que, además de ser valiente, estar preparados y ser creativos, hace falta dinero. Inversión. En las dos mesas se habló constantemente de la precariedad de la profesión. Y si hubo un asunto que ninguna de las dos mesas pudo dar con la clave fue en cómo convertir en dinero todo ese flujo de información, música y pasión.

Fue un gran inicio del BIME PRO que dejó buen sabor de boca y merece la pena destacar y agradecer que los ponentes fuesen concisos y respetaran el tiempo del otro sin extenderse inútilmente, lo que hizo que el debate fuese más ágil y ameno. Hasta el año que viene.