Todavía no sabemos si seremos mejores después de esta pandemia, pero sí que de no aplicar medidas urgentes, el 80% de las salas de conciertos desaparecerán. Eso afirmaba hace dos días Carmen Zapata de la ASACC (Asociación Sales de Conciertos de Cataluña) a diversos medios de comunicación.
La espada de Damocles que se cierne sobre las salas de conciertos es de doble filo, porque afecta a miles de trabajadorxs, pero también es una amenaza para el desarrollo y al crecimiento natural de las bandas del futuro
Desde marzo, se han cancelado más de 25.000 conciertos en este país y casi 20 salas han cerrado definitivamente. Se teme que, como en un efecto dominó, caiga una tras otra ya que no podrán resistir mucho más tiempo sin ingresos. La campaña “¿El Último Concierto?” fue una llamada de atención frente a la desidia administrativa.
Ayer, un buen número de artistas (entre ellos, Hinds, La Casa Azul, Dorian, o María Arnal & Marcel Bagés) anunciaron un concierto en streaming desde casi setenta salas distintas. Pero, cuando la gente se puso frente a la pantalla, no vieron un concierto sino salas vacías, artistas sobre el escenario sin tocar o técnicos montando el equipo. Ni rastro de música. Era la presencia de la ausencia, una manera de lanzar un mensaje de socorro en medio del naufragio, se trataba de mostrar un futuro que puede llegar en cualquier momento: un país sin salas ni música. Un país mudo.
La acción común de ayer busca que esos conciertos simbólicos no sean los últimos, sino el silencioso anuncio de una nueva etapa en la que tendremos que convivir durante un tiempo con el virus. Que sea principio y no final. Para ello es necesario conservar todo el tejido cultural (del que forman parte las salas) que tantísimo esfuerzo costó levantar. Si cuando pase la pandemia todo ese ecosistema ha desaparecido, tardaremos unos años en volver a recorrer el camino que ya estaba andado y una generación de músicos no tendrá dónde crecer, relacionarse, aprender y vivir. Si esas salas cierran, siendo optimistas, habrá una generación que no tendrá escena. Una vez que esos locales cerrados se ocupen con otros negocios,¿qué posibilidades tienen de volver a convertirse en salas de conciertos?
Ayer fue el primer gran paso para llamar la atención de las administraciones y evitar que miles de personas pierdan su trabajo y aniquilar un circuito que es básico para construir un futuro cultural digno y viable.
Para saber más sobre conciertos y COVID-19.
La web sobre música electrónica Resident Advisor, en su sección de noticias, informan sobre todo lo relacionado con la música en directo en tiempos de pandemia (cancelaciones, aplazamientos, aperturas y cierres, licencias, avances científicos…) en países de toda Europa.