Vanguardia y tradición son conceptos aparentemente antagónicos. La oposición entre lo nuevo y lo antiguo es una fuente inagotable de debate político, cultural e identitario. Pero cuando se profundiza en los legados del pasado para reinterpretarlos con un significado radicalmente actual, la distancia entre esos términos se difumina por completo. Eso es precisamente lo que hace Baiuca.
Alejandro Guillán ha construido un artefacto sonoro único en el que el folclore gallego y los beats electrónicos se entrelazan hasta ser uno solo. Un asombroso croosover cuyos fundamentos quedaron ya definidos en el notable “Solpor” (Raso Estudio, 2018). Pero todo lo que eran solo intuiciones en el debut de Baiuca, se convierten en certezas en su espectacular segundo trabajo. Si “Solpor” fue un territorio fértil de folktrónica artesanal, “Embruxo” (Raso Estudio, 2021) es un frondoso bosque de belleza sobrecogedora.
Sumergirse en este disco supone adentrarse en la Galicia más profunda y fantasmagórica; la de las meigas y la santa compaña. Las melodías y las letras de ‘Embruxo’ exploran la mitología del noreste del país, recogiendo leyendas de tradición oral y fragmentos de poemas de Rosalía de Castro o Luis Armado Carballo.
Ya desde el primer tema (“Meigallo”), Baiuca nos invita a perdernos en un paisaje de oscuros ritmos electrónicos y cantigas milenarias. Las voces invitadas, especialmente las del dúo de cantareiras y pandereteiras Lilaina (que aparecen en 5 de las 10 canciones), aportan un componente cuasi místico a las composiciones. “Conxuro” o “Diaño” hacen pensar en auténticos aquelarres a la luz de la luna.
De igual modo, la presencia de las flautas y gaitas de Cristian Silva o las precisiones de Xosé Lois Romero, frente a los samples de su primer trabajo, hacen de esta una obra mucho más contundente y accesible. “Veleno”, con la participación de otro agitador folclórico como es Rodrigo Cuevas, es uno de los hits más incontestables de 2021.
Pero “Embruxo” es, sobretodo, un disco de matices que crece con cada escucha. Cada nuevo acercamiento hace descubrir nuevas texturas, nuevos detalles auditivos en los que no habías reparado. De la magia cristalina de “Lavandeira” a la envolvente “Romaría” o el epílogo melancólico de “Lobeira”, “Embruxo” es un festín para el oido. Las 10 composiciones que forman el disco, trascienden los márgenes de la música tradicional gallega porque entroncan con una raíz atávica universal. Solo así puede entenderse que canciones como “Conxuro” resuenen con la pulsión de la música tribal africana. Una cadencia armónica capaz de derribar fronteras, de Colombia hasta Sudán.
Cuando dentro de 20 años se recuerde la revitalización del folclore nacional, Baiuca tendrá un capitulo propio escrito en letras doradas.