En España, las bandas de la movida daban ciertos síntomas de agotamiento. Se habían convertido en omnipresentes durante una década en la que sólo había dos canales de televisión. Hacía sólo un año que emitían las privadas Antena 3 y Tele 5. España estaba a punto de entrar en su año Olímpico que, además, coincidía con la Expo de Sevilla y el 500 aniversario de la llegada a América de Colón. Las actuaciones de grupos con cargo a los consistorios públicos no se detenían. Las bandas no paraban de girar en un momento en que las carreteras arrojaban un escalofriante número de muertos: 7000 sólo ese año.
A partir de este momento, las bandas de los 80, aún soportados por la inercia triunfalista de los futuros fastos del 92, sacaban sus últimos discos relevantes o con menor impacto popular. Los que aún estaban en fiesta ascendente, es decir, Mecano publicaban su último disco. También nacía el fenómeno Alejandro Sanz, aún como baladista italiano sin mostrar la parte más flamenca que luciría en sus próximos discos.
Al margen de los grupos de la movida o nueva ola y con los indies aún en estado casi embrionario, las dos bandas que más darán que hablar en la década, vivían su año clave. Por un lado, Héroes del Silencio que el mes anterior habían publicado “Senderos de Traición” se apuntalaban en Europa con otra manera de trabajar y con una un concepto empresarial que rompía con los grupos anteriores.
Los Rodríguez lanzaba su primer disco y Camarón de la Isla dejaba su “Potro de rabia y miel” como último trabajo antes de fallecer.
En las catacumbas
A principios de verano, se publicó uno de los mejores discos de la historia de nuestro país. “In Bitter Pink” de Los Bichos, quizá el punto intermedio entre la independencia y el indie. Se trata de un disco doble tan irrepetible que no ha tenido secuela, tal era la personalidad de su líder, Josetxo Ezponda. La compleja amalgama de sus influencias hizo que nadie más transitase por esa vía.
Surfin’ Bichos era la otra banda que se situaba en ese lugar donde no llegaba el dinero de la contratación municipal que eran las salas que se llenaban de un público ávido por descubrir otro tipo de propuestas. Ese mismo año sacaban “Fotógrafo del cielo” con Virus, subsello de RCA. En un lugar del norte, Gijón, Penelope Trip publicaba su primer EP, tras quedar segundos en el concurso de maquetas de Rockdelux mientras que Paco Loco con su banda, Los Locos, había grabado su tercer álbum de estudio “Algo Salvaje” y estaba arrancando con su famoso estudio (los famosos ODDS de Gijón que, pocos años después, trasladó al Puerto de Santa María) y que permitirían grabar a los grupos de toda una generación por un módico precio y con un sonido más cercano a los referentes de esas bandas. Un productor que entendía a quienes buscaban estar lejos del sonido masivo que se radiaba en Los 40 Principales y que sabía quiénes eran Dinosaur Jr. Paco Loco amaba (y ama) a Lou Reed y a Velvet Underground tanto o más que los grupos que allí grababan.
Fin de año, despedida y cierre.
La foto de hace tres décadas, lejos de parecer desenfocada, mantiene una nitidez asombrosa. Si en febrero, Queen habían publicado su último álbum de estudio “Innuendo”, tres décadas después, volvieron a tener un álbum en el número 1 en ventas . La canción del siglo XX más reproducida en streaming es “Bohemian Rhapsody”. A finales de ese mismo año, Freddie Mercury falleció de la epidemia del momento y, treinta años después, hemos vivido otra epidemia que ha dejado un reguero de muertos y un colapso económico. Si uno de los temas de actualidad es el asunto Black Lives Matter, en 1991, un grupo de policías propinaba una brutal paliza al taxista Rodney King (negro, por supuesto), es una notica que desgraciadamente, no desentona con lo que vivimos hoy en día. Beyoncé lo hubiera cantado y Colin Kaepernick también se hubiera arrodillado. En España, que en 2021 han aumentado los delitos de odio un 10% frente a los datos de hace dos años, también vivió en 1991 su tragedia cuando unos skins asesinaron a la transexual Sonia Rescalvo. Es considerado el primer delito de odio contra el colectivo LGTBI.
1991 terminó con nuevo mapamundi ya que al disgregarse la Unión Soviética, nacieron 14 países más al que hay que añadir la unificación de las dos Alemanias. En lo musical, el nuevo género que había subido a toda velocidad advirtiendo con descaro y arrogancia de ghetto que venían fuertes, se convirtieron en el altavoz de una población silenciada y marcaron hasta la manera de componer. Kurt Kobain fue el último gran icono del rock y su sensibilidad incorporó temáticas muy poco habituales en la cultura popular, en lo que hoy podrían denominarse nuevas masculinidades. No en vano, en 1991 se formó Bikini Kill y PJ Harvey publicó “Dress”, su primer single.
A finales de noviembre, U2 que siempre habían tenido su antena desplegada, cambiaron el viaje americano de “Rattle and Hum” por los estudios Hansa de Berlín. Si hasta entonces habían sido épicos, religiosos y comprometidos, con “Achtung Baby” entraron de lleno en la postmodernidad y optaron por el pastiche, la ironía, el discurso de doble y triple sentido y en la autoparodia. Dieron la bienvenida masiva a los 90.
A los pocos meses, en febrero de 1992, “Nevermind” desplazaba a “Black or White” de Michael Jackson del número 1 de las listas de Billboard.
1991, el año que lo cambió todo.